Hace tiempo existía en una comarca de la tierra una civilización
de pequeños hombrecillos azules que podríamos llamar pitufos por lo
parecido a los dibujos animados que disfrutamos de pequeños.
Esta
civilización de mercaderes, vivía en armonía con su entorno y era muy
querida por sus clientes. Era una civilización moderna, donde cabían
todos los adelantos. Para lo pequeña que era en número de habitantes,
podía competir en avances tecnológicos y técnicas de ventas con
civilizaciones de comarcas lejanas, mucho mayores y fuertes.
Los miembros de esta civilización se sentían muy identificados con ella y luchaban cada día por sacarla adelante.
La
vida discurría feliz. Era una civilización muy democrática, donde el
poder político escuchaba siempre a los trabajadores y donde todo el
mundo podía expresarse para lograr el objetivo común de todos ellos.
Cierto
es que rumores de problemas económicos acechaban a esta civilización,
pues en su afán de crecimiento y ser mejores, habían invertido mucho y
con mucho riesgo. Estas inversiones habían sido el motivo de su avance,
pero en una época de crisis mundial, podrían verse en problemas.
Muy cerquita de esta civilización, en su misma comarca, existía otra civilización de hombrecitos verdes, conocidos como duendes.
Pese
a vivir muy cerca unos de otros, eran dos civilizaciones totalmente
distintas. La prosperidad de esta segunda civilización se basaba en la
austeridad de sus negocios. Arriesgaban poco y por tanto, la imagen que
prestaban al exterior era de una civilización antigua y en decadencia.
Tecnológicamente hablando, estaban a años luz de la civilización pitufa,
pero ellos habían elegido así su camino. Políticamente hablando eran
una civilización con un poder autocrático, donde unos pocos tomaban las
decisiones y nadie osaba llevar la contrario. Paso lento, pero seguro,
era su filosofía.
Un buen día, el rey de la
comarca les dijo que tenían que unir sus civilizaciones en una sola,
vivir todos juntos, comerciar juntos. Los motivos verdaderos de aquel
deseo real nunca se supieron. Para unos, el rey temía podría temer por
el futuro de ambas por la llegada desde comarcas lejanas de
civilizaciones de comerciantes mucho más avanzadas y de mayor tamaño.
¿Temía perder poder en su comarca o temía por la subsistenca de sus
civilizaciones?. Otros comentan que los grandes riesgos tomados por la
civilización pitufa estaba desembocando en la quiebra de esta
civilización y que el rey pensó que la única forma de salvarla era si
hacían junto con la civilización de duendes una sola. Otros decían que
la situación de la civilización de duendes, tan atrasada les auguraba un
final cercano y que tuvieron que unirse a la civilización de pitufos
para que éstos los llevaran a la modernidad. Incluso había quién hablaba
de otras tramas de reyes para tener el poder de comarcas cercana.
La
solución fue que ambas civilzaciones crearon una sola. Se fueron a
vivir juntos y empezaron los problemas. No sólo era color de la piel, que
los hacía distintos y que hacía que no se mezclaran, manteniéndose en
grupos de su misma raza, sino que tenían culturas tan distintas que los
choques eran continuos.
Tras dos años de
unión, la nueva civilización era un desastre, tecnológicamente no sólo
no se había avanzado, sino que los pitufos veían como su tecnología era
cada vez peor, teniendo cada vez menos herramientas para su mercadeo.
Además, los políticos de ambas civilizaciones chocaban continuamente, por su forma de gobernar.
Tan mala era la situación que estalló una guerra civil entre los dos pueblos.
Tan en peligro estaba la ciudad, que los gobernantes tuvieron que empezar a hacer alianzas con otras ciudades de su misma comarca, pero de tradiciones y costumbres muy distintas, tanto como en algunos casos, su condición social y económica. Pero debido a la guerra civil que existía en la ciudad, pese a ser el pueblo más fuerte de los aliados, nunca tuvo la fuerza necesaria para imponer sus condiciones.
Estas nuevas alianzas volvieron la ciudad en un auténtico caos en el que nadie sabía quién mandaba ni qué había que hacer. Nadie tomaba decisiones y la situación se iba deteriorando poco a poco.
Hace unos meses, recibió un aviso de una Gran Ciudad, con un poderoso ejército, de un país lejano, de que iba a invadir las ciudades aliadas y tomar el poder.
Hoy se ha producido la toma. Aquel pueblo azul ha sido tomado hoy prisionero. Sus gobernantes, sus militares han sido aniliquilados y el pueblo ha quedado a merced de ese coloso que apareción en la frontera de sus territorios cuando más desprotegido estaba.
No se sabe qué va a pasar con el pueblo. Serán explotados y luego sacrificados cuando ya no puedan dar de sí lo que se les pide o por el contrario, serán tratados como ciudadanos de primera, como los conquistadores y vivirán felices en su nuevo país.
Eso el tiempo lo dirá, pero hoy, todos nos sentimos conquistados.