Saturday, July 21, 2012

Fijo no, indefinido.

El día que entré a formar parte de la empresa en la que trabajo, en aquel entonces una Caja de Ahorros y hoy por hoy, un banco, hubo dos frases que se me quedaron grabadas. La primera fue mi madre, que me dio un beso y me dijo, hijo, ya no tengo que preocuparme de ti, tienes la vida resuelta. La otra la dijo el directivo que nos dio la "bienvenida" en la entidad, que nos dijo, no vayáis a pensar que habéis firmado un contrato fijo, habéis firmado un contrato indefinido.

En aquel momento no lo entendí. Es verdad que el contrato se denominaba indefinido, pero por todo el mundo era conocido como fijo. Y era fijo porque en casi 125 años que tenía la entidad, jamás nadie había sido despedido, salvo que hubiera cometido una irregularidad muy importante.

He visto pasar la crisis ante mis ojos pero no me afectaba directamente. Veía quedarse desempleados a mis amigos uno a uno y daba gracias a Dios de yo tener un empleo fijo.

Al final la crisis también me ha golpeado y lo ha hecho de tres formas. Por un lado, conviertiendo mi contrato en indefinido realmente, es decir, sin fecha establecida de finalización, pero no fijo como siempre lo había creído. Ya en mi empresa ha habido un ERE y muchos amigos y compañeros se han visto obligados a dejar su empleo durante un año.
También me ha afectado con la movilidad, pues hasta hoy, pensaba que trabajaría toda mi vida en la ciudad donde nací y crecí. Hoy, no sólo no lo tengo claro, sino que pienso que es muy probable que me tenga que marchar a otra ciudad, porque en la mía parece que no hay sitio para todos. Y la tercera forma en las calidad de vida, pues estoy seguro que en esta etapa que empiezo, voy a vivir mucho peor de lo que vivía.

Y después de todo eso, sé que hoy por hoy, soy un privilegiado, por mucho que su situación laboral haya pasado de fijo a indefinido.

Friday, July 13, 2012

Érase una vez...la historia de un pueblo azul

Hace tiempo existía en una comarca de la tierra una civilización de pequeños hombrecillos azules que podríamos llamar pitufos por lo parecido a los dibujos animados que disfrutamos de pequeños.

Esta civilización de mercaderes, vivía en armonía con su entorno y era muy querida por sus clientes. Era una civilización moderna, donde cabían todos los adelantos. Para lo pequeña que era en número de habitantes, podía competir en avances tecnológicos y técnicas de ventas con civilizaciones de comarcas lejanas, mucho mayores y fuertes.

Los miembros de esta civilización se sentían muy identificados con ella y luchaban cada día por sacarla adelante.

La vida discurría feliz. Era una civilización muy democrática, donde el poder político escuchaba siempre a los trabajadores y donde todo el mundo podía expresarse para lograr el objetivo común de todos ellos.

Cierto es que rumores de problemas económicos acechaban a esta civilización, pues en su afán de crecimiento y ser mejores, habían invertido mucho y con mucho riesgo. Estas inversiones habían sido el motivo de su avance, pero en una época de crisis mundial, podrían verse en problemas.

Muy cerquita de esta civilización, en su misma comarca, existía otra civilización de hombrecitos verdes, conocidos como duendes.

Pese a vivir muy cerca unos de otros, eran dos civilizaciones totalmente distintas. La prosperidad de esta segunda civilización se basaba en la austeridad de sus negocios. Arriesgaban poco y por tanto, la imagen que prestaban al exterior era de una civilización antigua y en decadencia. Tecnológicamente hablando, estaban a años luz de la civilización pitufa, pero ellos habían elegido así su camino. Políticamente hablando eran una civilización con un poder autocrático, donde unos pocos tomaban las decisiones y nadie osaba llevar la contrario. Paso lento, pero seguro, era su filosofía.

Un buen día, el rey de la comarca les dijo que tenían que unir sus civilizaciones en una sola, vivir todos juntos, comerciar juntos. Los motivos verdaderos de aquel deseo real nunca se supieron. Para unos, el rey temía podría temer por el futuro de ambas por la llegada desde comarcas lejanas de civilizaciones de comerciantes mucho más avanzadas y de mayor tamaño. ¿Temía perder poder en su comarca o temía por la subsistenca de sus civilizaciones?. Otros comentan que los grandes riesgos tomados por la civilización pitufa estaba desembocando en la quiebra de esta civilización y que el rey pensó que la única forma de salvarla era si hacían junto con la civilización de duendes una sola. Otros decían que la situación de la civilización de duendes, tan atrasada les auguraba un final cercano y que tuvieron que unirse a la civilización de pitufos para que éstos los llevaran a la modernidad. Incluso había quién hablaba de otras tramas de reyes para tener el poder de comarcas cercana.

La solución fue que ambas civilzaciones crearon una sola. Se fueron a vivir juntos y empezaron los problemas. No sólo era color de la piel, que los hacía distintos y que hacía que no se mezclaran, manteniéndose en grupos de su misma raza, sino que tenían culturas tan distintas que los choques eran continuos.

Tras dos años de unión, la nueva civilización era un desastre, tecnológicamente no sólo no se había avanzado, sino que los pitufos veían como su tecnología era cada vez peor, teniendo cada vez menos herramientas para su mercadeo.

Además, los políticos de ambas civilizaciones chocaban continuamente, por su forma de gobernar.

Tan mala era la situación que estalló una guerra civil entre los dos pueblos.

Tan en peligro estaba la ciudad, que los gobernantes tuvieron que empezar a hacer alianzas con otras ciudades de su misma comarca, pero de tradiciones y costumbres muy distintas, tanto como en algunos casos, su condición social y económica. Pero debido a la guerra civil que existía en la ciudad, pese a ser el pueblo más fuerte de los aliados, nunca tuvo la fuerza necesaria para imponer sus condiciones.

Estas nuevas alianzas volvieron la ciudad en un auténtico caos en el que nadie sabía quién mandaba ni qué había que hacer. Nadie tomaba decisiones y la situación se iba deteriorando poco a poco.

Hace unos meses, recibió un aviso de una Gran Ciudad, con un poderoso ejército, de un país lejano, de que iba a invadir las ciudades aliadas y tomar el poder.

Hoy se ha producido la toma. Aquel pueblo azul ha sido tomado hoy prisionero. Sus gobernantes, sus militares han sido aniliquilados y el pueblo ha quedado a merced de ese coloso que apareción en la frontera de sus territorios cuando más desprotegido estaba.
No se sabe qué va a pasar con el pueblo. Serán explotados y luego sacrificados cuando ya no puedan dar de sí lo que se les pide o por el contrario, serán tratados como ciudadanos de primera, como los conquistadores y vivirán felices en su nuevo país.

Eso el tiempo lo dirá, pero hoy, todos nos sentimos conquistados.