Friday, January 07, 2011

En enero yo también he dejado de fumar

Hasta que comenzó el año, me fumaba diariamente un par de cigarros, como mínimo. Los fines de semana podían ser más o menos, dependiendo de si salía más o menos.
Normalmente, entre semana esos cigarrillos caían en el desayuno. Hace unos años, fumaba más, porque lo hacía mientras trabajaba y muchos otros sitios.
Ahora, desde que empezó el año, lo he dejado.
Y lo he dejado gracias a esta nueva ley antitabaco que tanta polémica está generando.
Yo realmente no sé si de verdad los hosteleros verán disminuidos sus ingresos, pero lo que sí tengo claro es que no pueden saber que eso ocurrirá transcurrido sólo 2 días desde el comienzo del año.
Estoy seguro que la gente que trabaja en la calle seguirá desayunando, tomándose su café y tostada o lo que guste. A lo mejor, alguien cambia el café por un zumo, e incluso puede que quien no comía ahora lo haga.
Tampoco creo que los que acostumbran a almorzar o cenar en la calle, ya sea por ocio o trabajo y en fin de semana o día laborable, vayan a dejar de hacerlo. Simplemente se saldrán a la calle a fumar. ¿O acaso no están repletos los bares y restaurantes de los centros comerciales?.
Quizás, sí lo noten los dueños de pequeños bares que viven en muchos casos de esos clientes perpétuos que en toda la tarde se toman dos tintitos y se fuman 18 cigarros.
El caso es que el Gobierno, aunque haya sido por reducir los costes médicos y no por proteger los derechos de miles de fumadores pasivos, ha endurecido una ley que hace un par de años, supuso una pérdida de derechos para los no fumadores y un gasto inútil para los hosteleros que decidieron acometer obras en sus locales para adaptarse a la ley.
Ya en su momento dije que la ley era un sin sentido, y ahora, con este endurecimiento, me da la razón.
La nueva ley no es perfecta, desde luego, pero peor era la situación anterior.
A los que tanto protestan, sólo les puedo decir que los derechos de un colectivo no pueden lastimar o ser lesivos de los derechos de otros, porque tus derechos acaban donde comienzan los míos.
Al fumar en lugares cerrados, los no fumadores sufren consecuencias negativas para su salud y eso es razón suficiente para prohibir que se fume en determinados lugares.
Luego, yo sería un poco más permisivo que esta ley, es decir, en restaurantes de un tamaño determinado permitiría que hubiera dependencias para ambos colectivos, pero separadas totalmente y en locales que no permitieran ambas situaciones, daría la oportunidad de elegir a qué público dirigirse, pero siempre, con una regularización que no permitiera, por ejemplo que en una determinada calle, todos los bares fueran para un colectivo.
El caso es que yo, que odio el tabaco y que jamás he llevado un cigarrillo a mi boca, por fin, en este comienzo de año, he dejado de fumar en el desayuno principalmente, así como en resto de almuerzo, cenas y copitas que tomo con mis amigos, familia y compañeros.
El año, ha comenzado con buen pie.